Charlar con Richard Yu, CEO de la división de Consumo de
Huawei, es una sabrosa experiencia, casi como emprender un viaje al lejano
Oriente y sumergirse en los efluvios de un bazar. Porque Yu es un directivo
atípico: su pasión por el producto es tal que lo acaricia, lo exhibe como a un
vástago superdotado, señala sin pelos en la lengua las diferencias externas e
internas con cualquier criatura de Samsung o Apple y hasta se permite proclamar
que la compañía china, tercer fabricante del planeta, es ya "el líder
tecnológico" del sector, ocupará el segundo lugar del podio de las ventas
en torno a 2018 y será el campeón indiscutible "aproximadamente en cinco
años".
En 2015, los ingresos de Huawei repuntaron un 35,3% hasta
rebasar los 55.000 millones de euros, algo más de lo que gana Apple en un buen
trimestre. En realidad, hay que estudiar el asunto con perspectiva, porque la
especialidad de la firma hace tres décadas eran las infraestructuras de redes,
y sólo a partir de 2004 planearon un despliegue más ambicioso. La distancia
recorrida en el último lustro es espectacular, con el liderazgo en el
competidísimo mercado chino como principal hito (allí tiene un 17,2% de cuota
de mercado a cierre del segundo trimestre de 2016, por encima de Oppo y de la
hasta hace poco esplendorosa y amenazante Xiaomi) y comportamientos más que
notables a nivel global, incluida España, donde colocaron 2 millones de
unidades el pasado año. El secreto, según Yu, está en el enorme gasto destinado
a I+D (9.181 millones en 2015), un ámbito que les da lustre a pesar de que
Samsung, por ejemplo, "dedica mucho más dinero al branding", quizás
una de las asignaturas pendientes de Huawei. Un episodio reciente lo demuestra:
en febrero, Samsung sorprendió al mundillo tecno con el Galaxy S7 edge, y lo
hizo bajo el influjo del american way of selling, cuyo paradigma sería Steve
Jobs, contando con apariciones estelares como la del dueño de Facebook, Mark Zuckerberg.
Yu, en cambio, prefiere arremangarse, subir al escenario y contar con embeleso
y cierto humor las novedades del catálogo.
RED DE COLABORACIONES
Para suavizar el lastre marketiniano, la multinacional ha
desplegado una política estratégica de colaboraciones. En el P9, su smartphone
estandarte, desarrollaron junto a la alemana, prestigiosa y ex vintage Leica la
primera cámara de doble óptica del mercado, "un desafío que entrañó
verdaderas dificultades", relata Yu. El acuerdo con Leica es por cinco años
y deparará más golpes sobre la mesa. Por otra parte, en su nueva tableta, el
MediaPad M3, presentado en la IFA de Berlín, el lazo se lo echan a Harman
Kardon para potenciar el sonido [la feria berlinesa ha apadrinado asimismo el
debut de la familia Nova, móviles de gama alta a precios de gama media que
podrían funcionar muy bien en países tan demográficamente cruciales como La
India o Indonesia].
Una sensación recurrente empaña a los fabricantes chinos:
ellos, igual que las startups europeas en muchos otros terrenos, no inventan
sino que clonan. Que se devane los sesos Apple (o Samsung), que ya llegaremos
nosotros para mejorarlo. Yu niega la mayor: "En realidad nadie nos gana en
ese aspecto. No hay dispositivos más ergonómicos, ni con chipsets tan avanzados,
ni con semejante optimización de la batería o la cámara, ni igual de delgados,
ni que aprovechen la pantalla tan bien, y no hablemos ya de la integración de
las antenas [esas bandas traseras que afean teléfonos tan glamourosos como el
iPhone 6S]. Nuestra marca no es tan famosa como otras, pero nuestros productos
han de ser los mejores. Ésa es la estrategia. Así de simple", proclama.
Aunque la guerra se esté ganando en Asia, avanzar en otras áreas no es pan
comido porque "los usuarios son más conservadores y están muy apegados a
sus viejas compañías". España, ensalza, "es una de esas buenas
excepciones" que confirman que los dominios aplastantes del primer iPhone
son ya una página más de la historia. Pero, ojo, Samsung está on fire. Y Apple
presenta novedades la semana que viene. La liga del smartphone nunca muere, y
quien se duerme pierde de una tacada varias posiciones. Partido a partido
comprobaremos si los vaticinios de Yu tenían fundamento.
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